El papel del ejercicio de resistencia en la prevención del Alzheimer



Durante un estudio financiado por la FAPESP, se entrenó a ratones para subir una escalera con cargas en sus colas, imitando ciertos tipos de entrenamiento de resistencia. Después de cuatro semanas de entrenamiento, se observaron niveles normales de corticosterona en los ratones entrenados, así como una disminución en la formación de placas beta-amiloides en el tejido cerebral. Además, el ejercicio de resistencia redujo la ansiedad en los ratones, un síntoma común en el Alzheimer. Estos hallazgos respaldan la idea de que el ejercicio de resistencia puede revertir las alteraciones neuropatológicas y prevenir los síntomas clínicos del Alzheimer.




El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo, y encontrar métodos eficaces para prevenir o retrasar su aparición se ha convertido en un objetivo de gran importancia. En este sentido, el ejercicio de resistencia ha surgido como una posible estrategia para combatir esta enfermedad. Investigadores brasileños han llevado a cabo un estudio que sugiere que este tipo de entrenamiento puede no solo prevenir el Alzheimer, sino también retrasar la aparición de los síntomas.


El ejercicio de resistencia, también conocido como entrenamiento con pesas o fuerza, implica el uso de resistencia externa, como pesas o máquinas, para fortalecer los músculos. Este tipo de ejercicio ha demostrado ser especialmente beneficioso para la salud en general, ya que mejora el equilibrio y la flexibilidad, fortalece los huesos, mantiene el peso bajo control y protege las articulaciones. Sin embargo, los investigadores han descubierto que los beneficios del ejercicio de resistencia no se limitan solo a la salud física.


Según el estudio, el ejercicio de resistencia también tiene un impacto positivo en la salud cognitiva, incluido el rendimiento de la memoria. Los investigadores encontraron que las personas que realizaban regularmente ejercicios de resistencia tenían un menor riesgo de desarrollar Alzheimer y presentaban una mejor función cognitiva en comparación con aquellas que no realizaban este tipo de ejercicio. Estos hallazgos son especialmente prometedores, ya que el ejercicio de resistencia es una terapia sencilla y asequible que podría beneficiar a un gran número de personas afectadas por esta enfermedad.




Métodos:

Los ratones fueron entrenados para subir una escalera de 110 cm con una inclinación de 80º y 2 cm entre peldaños, llevando cargas en sus colas correspondientes al 75, 90 y 100 por ciento de su peso corporal. Se realizaron sesiones de entrenamiento durante un periodo de cuatro semanas. Después del entrenamiento, se tomaron muestras de sangre para medir los niveles plasmáticos de corticosterona, la hormona equivalente al cortisol en los humanos. También se realizó un análisis del tejido cerebral para evaluar la formación de placas beta-amiloides, características del Alzheimer.



Resultados:

Los ratones entrenados con ejercicio de resistencia mostraron niveles normales de corticosterona en comparación con el grupo de control. Además, el análisis del tejido cerebral reveló una disminución en la formación de placas beta-amiloides en los ratones entrenados. Asimismo, se observó una reducción en la ansiedad medida en la prueba de campo abierto en los ratones que realizaron ejercicio de resistencia.


Conclusiones:

Los hallazgos de este estudio indican que el ejercicio de resistencia puede revertir las alteraciones neuropatológicas y prevenir los síntomas clínicos del Alzheimer. La normalización de los niveles de corticosterona y la disminución en la formación de placas beta-amiloides en el tejido cerebral son indicadores de la efectividad del ejercicio de resistencia en la prevención de la enfermedad. Además, la reducción de la ansiedad en los ratones entrenados sugiere que el ejercicio de resistencia puede tener efectos positivos en los síntomas emocionales relacionados con el Alzheimer.


Recomendaciones:

Los resultados de este estudio respaldan la promoción del ejercicio de resistencia como una estrategia preventiva en el Alzheimer. Se recomienda incluir el ejercicio de resistencia, como caminar con rapidez, correr, bailar, montar en bicicleta o subir escaleras, como parte de la rutina de actividad física para mejorar la salud cerebral y cognitiva. Además, se insta a utilizar estos hallazgos para estimular la creación de políticas públicas que promuevan el ejercicio de resistencia como una alternativa asequible o una terapia coadyuvante en el tratamiento del Alzheimer. Retrasar la aparición de los síntomas en los pacientes mayores puede tener un impacto significativo en la calidad de vida y reducir los costos asociados con la atención médica.





@mtcharun

Sesiones y consultas

Dra. María Teresa Charún
Psicóloga Clínica Educativa
Máster en Salud y Bienestar Comunitario
Universidad Autónoma de Barcelona - España

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